El jueves 20, con sólo unos minutos de retraso llegamos a Río de Janeiro, con bastante miedo después del accidente del martes anterior, en el aeropuerto de Sao Saulo, aun en luto oficial por la tragedia. Río nos encantó desde el primer momento, en cuanto observamos la gran vitalidad de esta ciudad.
        Cuando se menciona Río enseguida lo asociamos con las hermosas playas, que merecidamente han ganado ese prestigio a juzgar por la limpieza y transparencia de sus aguas y por sus finas arenas. También se asocia con la diversión, y también merecidamente a viendo sus siempre concurridas playas, bares y restaurantes, abiertos las veinticuatro horas. Ciudad de hermosos paisajes, especialmente por sus elevados miradores, como los populares del "Cristo del Corcovado" o el "Pan de Azucar". Finalmente, hablar de Río es asociarla justificadamente con esas brasileñas de dorados cuerpos y hermosos traseros, como en ninguna otra parte del mundo. Lamentablemente tambien Rio de Janeiro es famosa por su delincuencia y la prostitución, aunque no presenciamos ni tuvimos ningún incidente que lamentar, si observamos la precaución de las gentes, especialmente por la noche, la protección de todos los edificios, con verjas y porteros permanentes y el que los cajeros automáticos no dispensaran dinero durante la noche.
        Río es una ciudad que se extiende a lo largo de varias playas como Botafogo, Flamengo, Copacabana, Ipanema, Leblón..., y a la vez, a lo largo de la "Bahía de Guanabara", a cuya entrada se encuentra el "Pan de Azucar". Salpicados entre la ciudad, se encuentran colinas rocosas llamadas "morros", en torno a los cuales se encuentran las populares favelas, algunas de las cuales de difícil acceso por su peligrosidad.
         Nos instalamos en un apartamento a solo una cuadra de la playa de Copacabana. El ruido no cesó durante los cuatro días que permanecimos allí. Paseamos y recorrimos, tanto esta playa como la de Ipanema, muy concurridas de turistas y donde abundan los puestos donde tomar el típico "agua de coco". También visitamos los mas conocidos lugares de la ciudad. El coste de la vida lo encontramos un poco más alto que en Argentina, pero la comida también fue muy espléndida y sabrosa. La "feijoada", el plato típico, la degustamos en diferentes sitios. El tiempo que nos encontramos no pudo ser mejor, con una temperatura de 25 grados y poca humedad. Los brasileños también fueron muy cordiales con nosotros y siempre se mostraban dispuestos a ayudarnos y sugerirnos las mejores opciones o itinerarios.
        En la siguiente galería de fotos mostramos algunos lugares que recorrimos, vistas y estampas de la ciudad que encontramos.